Imágenes que no valen una palabra
Me piden en el MOOC Educando en Igualdad que valore y reflexione sobre los anuncios que se muestran en una lista de reproducción, desde el punto de vista de los estereotipos y el poder de la imagen para perpetuarlos... o provocar el cambio.
La verdad es que me resulta complicado seleccionar uno en concreto. Y eso que no hay por dónde coger... a ninguno de ellos.
En términos generales, estos anuncios son la perpetuación de la sempiterna imagen de la mujer: ama de casa amorosa y abnegada, que se prepara para ello desde la más tierna infancia gracias a un catálogo interminable de juguetes estereotipados de forma sutil (o a la brava, que hay unos cuantos, para qué cortarse). Que no descuida su belleza, como arma de seducción para hacer babear al sexo opuesto y conseguir de esta manera llevarles al huerto con sus armas manipuladoras.
La imagen misma del diablo, que diría aquel ;-).
Afortunadamente, estamos en un momento de rebelión, de despertar, y estas imágenes que hasta hace bien poco pasarían desapercibidas, ahora se tornan absurdas y del todo inaceptables. No se puede tolerar que estos anuncios cosifiquen a la mujer, como un objeto que debe estar pulido y brillante para uso de la testosterona.
Porque es que al final, bien mirado, queda hasta ridículo. Y si no, ejemplos tenemos muchos:
Todas las personas quedamos caricaturizadas en estos anuncios. Porque reflejan una realidad tan sesgada y tan simplista que roza lo cómico. Pero eso es precisamente donde no nos tenemos que quedar. En una sociedad tan anestesiada como la nuestra, tan acostumbrada a hacer chiste y mofa de casi todo, no podemos permitir que se siga sesgando a las personas por una cuestión de género.
Y son los medios de comunicación, y aquellas que trabajan con la imagen, quienes deben dar un paso al frente para rechazar este tipo de situaciones.
¡¡Adelante!!
La verdad es que me resulta complicado seleccionar uno en concreto. Y eso que no hay por dónde coger... a ninguno de ellos.
En términos generales, estos anuncios son la perpetuación de la sempiterna imagen de la mujer: ama de casa amorosa y abnegada, que se prepara para ello desde la más tierna infancia gracias a un catálogo interminable de juguetes estereotipados de forma sutil (o a la brava, que hay unos cuantos, para qué cortarse). Que no descuida su belleza, como arma de seducción para hacer babear al sexo opuesto y conseguir de esta manera llevarles al huerto con sus armas manipuladoras.
La imagen misma del diablo, que diría aquel ;-).
Afortunadamente, estamos en un momento de rebelión, de despertar, y estas imágenes que hasta hace bien poco pasarían desapercibidas, ahora se tornan absurdas y del todo inaceptables. No se puede tolerar que estos anuncios cosifiquen a la mujer, como un objeto que debe estar pulido y brillante para uso de la testosterona.
Porque es que al final, bien mirado, queda hasta ridículo. Y si no, ejemplos tenemos muchos:
Todas las personas quedamos caricaturizadas en estos anuncios. Porque reflejan una realidad tan sesgada y tan simplista que roza lo cómico. Pero eso es precisamente donde no nos tenemos que quedar. En una sociedad tan anestesiada como la nuestra, tan acostumbrada a hacer chiste y mofa de casi todo, no podemos permitir que se siga sesgando a las personas por una cuestión de género.
Y son los medios de comunicación, y aquellas que trabajan con la imagen, quienes deben dar un paso al frente para rechazar este tipo de situaciones.
¡¡Adelante!!
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